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Actualidad

Publicado por Citerior Enero 2, 2022

Crisis hídrica en Chile: el fantasma de la megasequía

Gonzalo Saavedra Romero

Conmoción ha producido en el mundo el informe evacuado por la ONU respecto al daño irreversible generado por el cambio climático y las consecuencias que se prevén a corto y mediano plazo.

Chile particularmente está inmerso en una crisis cuyas consecuencias hasta ahora eran casi inimaginables, ya que sin agua la existencia es imposible y la crisis hídrica a nivel local, ya supera varias décadas.

En la zona central y sur del país la disminución de las precipitaciones han llegado a extremos que ya se está hablando de una “megasequía” que llegó para quedarse y que será la característica de la “nueva normalidad” en la que deberemos vivir.

El informe “Megasequía: Diagnóstico, impacto y propuestas” del Centro de Estudios Públicos (CEP), analiza el panorama climático actual y señala que, si no se buscan soluciones, las condiciones del país se volverán adversas para todos los sectores productivos del territorio, afectando la totalidad de la población.

La DGA publicó este año el Balance Hídrico Nacional, proyectando que para el periodo 2030-2060 la disponibilidad de agua en el norte y centro de Chile podría disminuir más de un 50%, si está proyección se mantiene. Para 2040, Chile será uno de los 30 países con mayor estrés hídrico del mundo.

Desde el año 2010, el territorio comprendido entre las regiones Coquimbo y la Araucanía ha experimentado un déficit de precipitaciones cercano al 30%.

Esta pérdida de lluvias ha permanecido desde entonces en forma ininterrumpida y ocurre en la década más cálida de los últimos 100 años, exacerbando el déficit hídrico a través de la evaporación desde lagos, embalses y cultivos.

La persistencia de la actual sequía es excepcional en el registro histórico. Este evento tampoco tiene análogos en el último milenio de acuerdo a las reconstrucciones climáticas, en base al análisis de crecimiento de los anillos de los árboles.

“La actual fase fría de la Oscilación Decadal del Pacifico –otro fenómeno global de origen natural– ha contribuido a mantener el déficit de precipitaciones, pero solo explica la mitad de la intensidad de la crisis.

Cerca de un cuarto del déficit de precipitación es atribuible al cambio climático antrópico (aumento de gases de efecto invernadero). Este factor permanecerá́ en el futuro, incrementando la ocurrencia de sequias como la actual y aumentando la aridificación de la zona centro y sur de Chile”.

Impactos en los recursos hídricos

La cantidad de agua que fluye en los ríos de Chile central se ha visto reducida en directa proporción al déficit de precipitaciones, cuyo efecto también es evidente en lagos, embalses, nieve y aguas subterráneas.

En el periodo 2010-2014 el déficit promedio en los caudales en los ríos de las regiones de Coquimbo y Valparaíso alcanzó un máximo de un 70%, reduciéndose hacia el sur a valores cercanos al 25%.

Este déficit es similar al de las precipitaciones en sectores precordilleranos, aunque puede ser aún superior en la desembocadura de algunos ríos como consecuencia del mayor consumo de recursos hídricos.

El agua almacenada también se ha reducido dramáticamente.

Por ejemplo, el volumen del embalse La Paloma y el nivel freático del pozo Alfalfares (aguas subterráneas) se encuentra en sus mínimos históricos. Ambos sistemas están ubicados en la región de Coquimbo y son utilizados mayormente para el riego agrícola.

Producto del bajo caudal de los ríos, nutrientes como el nitrato y el fosfato llegan en menor cantidad al mar, afectando directamente la productividad biológica de la zona costera.

Aunque la vegetación nativa y ciertas especies exóticas se han adaptado para resistir sequias de corta duración, la persistencia de la actual, está comenzando a producir un notable deterioro de la vegetación en gran parte de Chile central.

La superficie forestal quemada en la zona centro-sur ha aumentado un 70%, mientras que la temporada de incendios se ha extendido a todo el año. En las últimas dos temporadas, el área quemada superó las 100.000 hectáreas, un hecho sin precedentes en 50 años.

Percepción de la megasequía

El déficit de precipitaciones en la zona centro sur de Chile es reconocido por sus habitantes como un fenómeno que afecta sus actividades diarias. Los medios de prensa reflejan esta preocupación, siendo un tema recurrente en las regiones con mayor escasez hídrica.

De acuerdo a encuestas aplicadas durante un estudio en las comunas de la Región Metropolitana, la totalidad de los consultados reconoce que Chile enfrenta un periodo de sequía extrema.

Los entrevistados mencionan que los principales impactos en sus vidas son la pérdida de cultivos, la falta de agua superficial para riego, la desaparición de zonas de baño y pesca, e incluso los enfrentamientos por el uso del recurso.

Testimonio

Aldo Olguín, un ganadero de 33 años, se ha dedicado toda su vida a la crianza de vacunos y a la agricultura en el valle de Colliguay, región de Valparaíso. Solía ser un lugar verde, con flora nativa y árboles como el quillay y el peumo. Hoy, sin embargo, nada de eso se ve en los alrededores de su casa; en vez de pasto, hay tierra y los pocos arbustos que se observan luchan por su supervivencia: “esto es grave porque está afectando la forma de vida de la gente, ya no podemos producir ni tenemos cómo alimentar a nuestros animales”, agrega el joven.

Respuestas

Al implementar medidas para mitigar los impactos de la megasequía, se hace necesario contar con herramientas que permitan focalizar las mismas, en las zonas más vulnerables.

Se han podido identificar 148 acciones para enfrentar el prolongado déficit hídrico de la zona centro y sur de Chile.  50% de ellas son ejecutadas por el gobierno, 29% por la empresa privada o sectores productivos y un 21% por la sociedad civil.

Estos tres grupos actúan de manera autónoma o bien colaborativamente con los otros actores.

La actividad “silvoagropecuaria” concentra más de un tercio de las respuestas para abordar este evento. 

En segundo lugar, y abarcando un 20% de las estrategias contra la sequía, destaca el sector sanitario, clave para asegurar el abastecimiento de agua potable para la población. Una menor cantidad de prácticas se enfoca en la construcción de resiliencia; por ejemplo, solo un 6% se dedica a la transferencia tecnológica para mejorar la eficiencia hídrica.

La zona más poblada de Chile debe adaptarse desde hoy a un clima futuro más seco y cálido que el actual. Las proyecciones climáticas indican que en algunas décadas la condición media será́ similar a la que hemos experimentado en los últimos cinco años, extendiéndose hacia el sur el desequilibrio entre la oferta y la demanda de agua dulce.

Chile debe tomar medidas hoy para enfrentar el mañana; de nosotros depende aprender a tiempo la lección.