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Editorial

Publicado por Citerior Julio 24, 2020

El despertar de las conciencias

El despertar de las conciencias

                Paulino Ramírez Quintana, Director Editor Portal Citerior

Probablemente, en la fecunda imaginación de Einstein se instaló en algún tiempo  la idea que la realidad era una especie de jalea, una masa que al presionarla se desplazaba de manera caótica.

Se movía discontinuamente. Dado un espacio determinado, y un tiempo de presión contínuo,  dicha masa se transformaba, se diluía en su magnitud, y cuando la presión bajaba, recobraba su masa, su espacio.

El genio alemán discurrió, como se sabe, que tiempo y espacio no existen separadamente. Se forman,- por así decirlo,- en el torbellino de una velocidad extrema, la velocidad de la luz. Pero ambas dimensiones existen en latencia.

La pandemia del Covid-19 ha provocado, entre muchas otras secuelas,- una especie de ralentización de todas las dinámicas existentes. El temor a la infección ha obligado a la sociedad a aminorar el ritmo de todas las actividades productivas, sociales y, recreativas.

Aún es demasiado prematuro para trazar un balance de  este peculiar fenómeno que afecta a las comunidades actuales. Pero, lo que observamos en nuestro alrededor, está ahí, al alcance de nuestra percepción.

 Todo discurre más lento. El tiempo parece haberse detenido, o mejor dicho, desacelerado. Y por tanto, el espacio que lo constituye, también se ha detenido, se ha encogido, se ha estrechado.

El espacio actual es el mismo al que teníamos antes de la pandemia. Pero el temor al virus lo ha empequeñecido y nos hemos retraído, alejado de todo lo masivo, del centro, del núcleo del devenir social.

Esta paradoja, este confinamiento, ha activado en muchos  un resorte de la configuración humana que parecía haberse mimetizado: la voluntad de pensar.

De pensar en su entorno y de pensarse a sí mismo. De alzar la vista retrospectiva y meditar que las interrogantes esbozadas por los antiguos griegos siguen aún allí, flotando en el aire de nuestro marasmo intelectual: ¿Qué somos? ¿De  dónde venimos?¿Hacia dónde vamos?.

Pensar, por ejemplo, que hemos logrado como especie humana colocar un dispositivo tecnológico en la superficie de un planeta, distante  92 millones de kilómetros de la Tierra, y que, perversamente,  no hemos sabido superar el drama de un niño que muere de hambre diariamente a 6 mil kilómetros de nuestras narices;

Pensar que degradamos día a día nuestro medioambiente, aniquilando flora y fauna irracionalmente;

Pensar que el flagelo de la guerra, discriminación, pobreza extrema, racismo, inmigración forzada, crimen organizado, analfabetismo, son lacras que no se han podido erradicar de nuestra civilización y que afectan a millones de seres humanos indefensos en nuestro planeta.

Recordamos en estas líneas al profesor normalista Oscar Pereira Henríquez, quién en la década de los ochenta impulsó en Chile una iniciativa llamada “el despertar de las conciencias”, cuyo objetivo era contribuir a la pacificación de los espíritus en una sociedad convulsionada por la violencia.

Quizá sea esa actividad,- el “despertar de las conciencias”, la que se derive hoy de este achicamiento del espacio,  de esta ralentización del tiempo que nos ha traído esta pandemia.

Es decir, pensar en la sociedad en que vivimos y a  la que aspiramos a vivir. Sería una aceptable forma de ocupar el espacio y el tiempo vital.