El 27 de enero de 1756 nacía en Salzburgo, Austria, el genio incomparable de la música universal, Wolfgang Amadeus Mozart. Un caso especial, un portento que acumula como ningún otro, millones de páginas para describir  su talento; con 6 años ya interpretaba y componía obras musicales prodigiosas. Un regalo para la humanidad.

En Santiago de Chile,la  logia  masónica levantó un busto recordatorio del insigne músico para perpetuar su memoria (Mozart fue masón) en la concurrida calle Tenderini, en Santiago Centro, hace algunos años atrás, en un concurrido acto patrocinado también  por la Municipalidad de Santiago.

Hoy, el busto de Mozart ya no está en su lugar. Fue vandalizado por antisociales hace algunos meses, desmenbrada su parte superior, humillando con ello al ícono mas importante de la música clásica de todos los tiempos.

Una paradoja, ciertamente, cuando se recuerda la otra ignominia asociada al genio musical: biógrafos señalan que solo 4 personas acompañaron sus restos mortales en una helada mañana del 5 de diciembre de 1791 en un cementerio vienés. 

Sí; el gran Mozart sometido a dicho escarnio por una humanidad que no se reconoce a si misma. En este caso, a los depredadores de la calle Tenderini habría que apostofrarles la sentencia del Nuevo Testamento: “ perdónalos..no saben lo que hacen”

Pero Ud., amigo (a) lector (a), sabe lo que hace y únase a nosotros en el Portal Citerior para descalificar esta aberración que daña no solo a la cultura, al patrimonio musical de la humanidad, sino  a las fibras más íntimas de nuestra sensibilidad,  que han hecho suya una frase que se le atribuye al excelso artista: “La música es el único camino hacia lo trascendente”.