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Cultura

Publicado por Citerior Noviembre 24, 2020

La filosofía del Nihilismo

ENFOQUE FILOSÓFICO DEL NIHILISMO

ÁLVARO EYZAGUIRRE SABUGO
 MANUEL PEDREROS GUENANTE

Etimológicamente, la palabra proviene del latín “Nihil, que significa nada, y se compone con el sufijo ismo, que significa doctrina o sistema”.

Nihilismo, se denomina a la corriente de pensamiento filosófico que niega toda creencia, principio o dogma, sean estos de carácter religioso, político, o social.

En esencia, esta corriente sostiene que la existencia carece de sentido y, que no existe ninguna entidad superior o sobrenatural que le asigne un significado, objetivo o propósito en sí mismo.

En la actualidad observamos a diario una serie de cambios vertiginosos y conflictos sociales, en el que las antiguas creencias y tradiciones están desmoronándose y pareciera que los tecnicismos y la ciencia se vuelven sus sustitutas para darle, así, un sentido a la humanidad.

Estamos viendo como la economía domina por encima de las políticas sociales y un racionalismo económico preponderante menosprecia nuestros ya frágiles valores morales.

Es el posmodernismo en el que la estela del nihilismo se hace presente, pero bajo un semblante más sutil, donde el fin justifica los medios, y donde la producción y el progreso sin un fin definido parecen ser las únicas metas a seguir.

Este tema, a nuestro entender, cobra hoy una especial relevancia ya que es una problemática social que no solo concierne únicamente al pasado, sino que también a nuestra sociedad actual, en donde la palabra nihilista ha adquirido un significado más profundo y más amplio.

Los nihilistas del presente siglo tienen las mismas cosmovisiones que permiten cuestionar las reglas y estándares de la sociedad, así como negar cualquier ideal, normas morales y éticas y formas preestablecidas de existencia social.

El surgimiento del nihilismo se sitúa en el siglo XIX, en donde circunstancias tanto sociales como tecnológicas determinaron las transformaciones que marcaron cambios sociales, económicos, políticos y tecnológicos, los que en un incesante e inquebrantable feed-back, permitieron el desarrollo de las ideas que acabaron conformando la corriente filosófica actual.

Este tipo de nihilismo fue acuñado especialmente por Turguénev, escritor ruso que en su obra Padres e Hijos de 1862 pone de manifiesto una situación social que ocurría en la Rusia del siglo XIX. Esta visión le dará una nueva característica al nihilismo, situándola como una corriente filosófica que no cree en los valores morales ni religiosos, sino que se encarga de destruirlos y desarraigarse de ellos.

Estos conceptos posteriormente los recogerían Dostoievski y Nietzsche, analizando un contexto social en el cual los jóvenes se enfrentan a los valores arcaicos defendidos por sus mayores.

Por otra parte hay otros antecedentes muy antiguos. El término ya era utilizado por la Escuela Cínica del pensamiento filosófico de la antigua Grecia, fundada por Antístenes en el siglo IV A.C. Los cínicos criticaban el orden y la moral mediante sátiras, provocaciones e irreverencias. Cabe mencionar también que se pueden encontrar muestras de este movimiento en la filosofía budista e hindú.

El Nihilismo se considera como una corriente que tiene una gran carga existencial, es decir, pone en duda aspectos de la vida que no solemos poner en tela de juicio y reflexionar sobre su sentido. De esta forma, el nihilismo puede ser entendido como una corriente pesimista, pero a su vez realista, ya que nos hace conscientes de aspectos de la vida que solemos pasar por alto.

El nihilismo tiene un componente ontológico importante donde permanentemente se cuestionan aspectos como la presencia de la muerte, la angustia, o el sentimiento de culpa, que forman parte de nuestra vida cotidiana e influyen inevitablemente en nuestras decisiones.

Este pensamiento aparece debido a que comienzan a quebrantarse los fuertes vínculos religiosos que en siglos anteriores al XIX dotaban de una finalidad y valor a la existencia humana desde una perspectiva metafísica. De esta forma, las personas fueron perdiendo el sentido que creían darle a sus vidas y con ello los valores morales que encausaban sus conductas al no encontrarles un sentido.

El Nihilismo no solo abarcó la posición filosófica, sino otras disciplinas del saber, como la Literatura con Turgeniev, Dostoievski, Albert Camus, Michel Foucault, las Artes Plásticas,Teatro, Política, y tiene su mayor desarrollo a fines del año 1800.

En Rusia, este pensamiento teórico se llevó a la práctica en la élite de la sociedad rusa, formando sociedades secretas que trataron de desestabilizar el gobierno zarista con ataques terroristas. Fueron perseguidos por el gobierno zarista, provocando la deportación a Siberia y la muerte en la horca de sus principales dirigentes.

En esa misma época aparece la filosofía nihilista de Nietzsche, retomando la filosofía pesimista de Schopenhauer, transformándola en una disciplina positivista, proponiendo hacer desaparecer los valores cristianos que habían permanecidos por casi dos mil años, creando una sociedad de “esclavos, humillados y serviles”, creyentes en una promesa de una vida eterna y de felicidad después de la muerte.

Nietzsche propone la transmutación de los valores, valores nuevos en que cada uno debe seguir su propio camino, vivir la vida presente intensamente. El Eclesiastés propone también que todo lo que se recibe producto del trabajo debe ser disfrutado en esta vida presente.

Por otra parte, Nietzsche escribió en aforismos, pensamientos cortos de los que emana un mensaje. Lo hizo así porque por sus dolencias físicas y sicológicas no tenía tiempo de desarrollar, o escribir, por mucho tiempo durante sus crisis de morbilidad.

Frente a la pregunta ¿Qué es una persona nihilista? podemos responder que: “es aquel que piensa que la vida no tiene sentido y rechaza los principios religiosos y morales”.

Ahora, ante la pregunta: ¿Cuál es el sentido de la vida? cada uno de nosotros podría tener su particular respuesta. Pero una aproximación es pensar que existe un propósito común y otro individual.

El mensaje de Nietzsche es mucho más positivo; considera a Dionisios (Dios de la fertilidad y del vino en la mitología griega) que representa la vida en estado puro, la fuerza vital que recorre la vida y que no muere nunca tras la maravillosa danza de las transformaciones.

Queremos quedarnos con la certeza que la vida si vale la pena ser vivida, a pesar de las dificultades que enfrentamos en ella, en nuestras familias y en el mundo.

Debemos necesariamente reflexionar sobre los valores con los que nos vemos enfrentados diariamente y, tal como dice Nietzsche, provocar en nosotros la transmutación de ellos; y si nos conducen a la incertidumbre e infelicidad, tenemos que buscar en lo profundo y auténtico de nuestra conciencia que nos encamine a conocer la verdad, lo que nos conducirá a la autorrealización y también a la felicidad.