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Literatura

Publicado por Citerior Noviembre 17, 2022

Encuentro Nacional de Escritores en Caldera

Edgardo Hidalgo Callejas

Editor Portal Citerior

Este encuentro fue patrocinado por un grupo de Amigos de la Literatura presidido por el ingeniero Ernesto Rojas Cerda y con la  colaboración de los señores  Jerson Espinoza, Sergio Ghiglino Saltori, José Retamal Belmar, Jacinto Pérez y otros. Unidos convocaron a escritores de otras regiones del país  y una masiva concurrencia de cultores de las letras locales.

También el Gobierno local se hizo presente con la alcaldesa de Caldera, Sra. Brunilda González A. y el Gobernador de la provincia de Copiapó, Miguel Vargas C. Una activa participación en la difusión estuvo a cargo de la Corporación LETRAS LAICAS, agrupación de escritores dirigida por el escritor Roberto Rivera Vicencio, miembro de la SECH (Sociedad de Escritores de Chile), que con la impronta de un pensamiento libre estimulan la lectura y la producción literaria en nuestro país.

Escribir no solo es una forma de comunicarnos con nuestros familiares y amigos; también es una buena forma de conocernos.

Al escribir nuestros pensamientos y sentimientos se   plasman en palabras lo que día a día sucede en nuestro entorno, o lo que nuestra imaginación crea, así también nos ayuda al “conócete a mismo”, como decía Sócrates.

El ejercicio de escribir nos lleva a la poesía, al cuento, al ensayo, a la crónica y la novela, lentamente nos transformamos en escritores.  Escribir, para muchos, se transforma en un ejercicio diario -o al menos cotidiano- que va delineando nuestra personalidad, nuestra visión de las cosas y las relaciones humanas; escribiendo descubrimos nuestros sentimientos más íntimos, emociones que no conocíamos y volamos en creaciones -que desde niño tuvimos- y nunca supimos que eso era poesía. Por ello, sin duda, al escribir se desnuda nuestro mundo interior y es una bella vía para conocernos, y así proyectar nuestro crecimiento espiritual al mundo externo.

Los organizadores, con una visión encomiable, pusieron entre los objetivos operacionales interactuar con estudiantes  en una hermosa relación con la juventud de la zona. Para ello se programaron encuentros de los escritores invitados con estudiantes de los Colegios de  Caldera : Escuela de Formación Artística, Escuela Manuel Orella Echanez y Escuela Byron Gigoux James.

Los escritores divididos en 3 grupos hicieron sesiones con diferentes metodologías pedagógicas: a unos se les pidió escribir un cuento breve, otros escritores dieron una charla seguida de una conversación; finalmente a un tercer grupo se les entregó material para evaluar su comprensión de lectura y así poder trazar una conversación con ellos que estimulara la lectura primero y luego el gusto por escribir.

La juventud es arcilla modelable. La mente juvenil no ha perdido la voluptuosa creatividad de la infancia, no está deteriorada su libertad de explorar caminos, es la tierra fértil para dar origen a futuros escritores, antes de ser domados y restringidos por una cultura de consumismo como valor de la sociedad, y la acumulación de bienes materiales como sinónimo de éxito social.

Encuentro de escritores con alumnos de colegios de Caldera.

También el sábado 29 de octubre, bajo el lema “La literatura es vida”, se reunieron con escritores -mujeres y hombres, adultos y de la tercera edad- de la región de Atacama.

Como decía la convocatoria al encuentro, se pretendió “fortalecer los lazos de la fraternidad humana a través de la literatura”.

Se realizaron charlas, lectura de poemas y relatos en vivo  declamados por los escritores locales (Cristóbal Malebrán, Eleodoro Acuña, Maribel Campos, Mirtha Rodríguez, Sonia Caminada, Johanna Gajardo, Astrid Ortega, Jimena Araya, Omar Monroy (miembro correspondiente de la Academia chilena de la Lengua), Luis Soto P., Alejandro Latorre, Maguín Carvajal Cortés, entre otros), en total 23, de los cuales 9 fueron damas.

Hubo una presentación de libros publicados recientemente por los escritores invitados. La presencia de los propios autores dio una fuerza narrativa adicional y encendió emociones, que la fría lectura de textos no permite. Interactuar con un público presente crea una magia de emociones que enriquece el espíritu de la concurrencia, como no puede darse de otra forma. En los tiempos que vivimos, con pandemia del COVID incluida, ha obligado a todos a un aislamiento físico que conlleva un aislamiento espiritual, apagando emociones y estimulando procesos depresivos. Las charlas y reuniones literarias tuvieron la magia de romper eso y despertar la fraternidad deprimida, estimulando la comunicación no sólo de ideas sino también de emociones.

Vista de público y lectura de obras de escritores locales.

Todos salieron fortalecidos y con ganas de prolongarlo en el tiempo. Así se creó un WhatsApp “Hermandad Rocas negras” que permitirá seguir conectados, además del WhatsApp Letras Laicas de la Corporación. La pandemia viral dejó como secuela social una necesitad de comunicación directa, presencial, entre los seres humanos del planeta y también, obviamente, entre los cultores de las letras.

Ernesto Rojas Cerda  y Eduardo Aramburu García, grandes gestores del encuentro de escritores en Caldera.

Uno de los diarios locales de Copiapó, “El Chañarcillo”, publicó el 27 de octubre un titular que decía: “Hoy jueves se inicia el Encuentro Nacional de Escritores en Caldera”.  En ese reportaje se describen los objetivos de esta convocatoria, sus organizadores y la importancia de la literatura como medio de unión fraternal. Asistieron escritores de Chañaral, Santiago, Concepción, Villarrica, Caldera y Copiapó, Tierra Amarilla y La Serena.

 Escritores en el desierto florido: Cesar Bienay, Vital Grant, Eduardo Rioseco, Eduardo Aramburu, Guido Grant, Edgardo Hidalgo, Jonathan Leiva.

Recordemos que en la historia de Chile, Copiapó y Caldera fueron desde la independencia hasta 1879 la frontera norte de Chile, desplazada después hasta Arica como producto de la guerra del Pacífico (sin mencionar que inclusive por un tiempo estuvo extendida hasta  Tacna). 

Los copiapinos tienen muy presente esta importante situación histórica y están conscientes que desde aquellos años del siglo XIX fueron pioneros en la formación de la República, muy olvidada por cierto por el centralismo de la capital Santiago.

La riqueza mineral de Chañarcillo y las muchas minas de cobre y hierro contribuyeron a la solidez económica del país, como lo corrobora el hecho histórico que el  primer ferrocarril en Chile se construyó entre Caldera y Copiapó; pero también aportaron en la política con la formación del Partido Radical que proporcionó un número importante de ideas y proyectos de desarrollo republicano, que dieron solidez a esta joven república.

En el tema de la literatura, la “frontera norte de Chile” nos regaló a Jotabeche (José Joaquín Vallejos 1811-1858)  con quien se inicia la literatura chilena, Salvador Reyes Figueroa (1899-1970) premio nacional de literatura en 1967 y miembro de la Academia de la Lengua (1960), Rosario Orrego Castañeda (1831-1879) a quien se le reconoce como la primera novelista de Chile y América; ser mujer en aquellos años era motivo de muchas injusticias; por ello dijo en sus escritos:” las mujeres también pensamos”.

El escritor Eduardo Aramburu publicó un diccionario bio-bibliográfico de escritores de Atacama en el que consigna 171 escritores desde José J. Vallejos hasta Pablo Gonzales, de los cuales 40 son mujeres; del total 141 escritores son oriundos de la zona atacameña y 59 atacameños de adopción.

Para quien es nortino de origen y santiaguino por circunstancias de la vida, es fácil sentir la diferencia en el uso del lenguaje y estilo de hablar, distinto al chileno del centro. Se vive el patriotismo de un modo diferente por haber sido pionero en la identidad de ser chileno fronterizo con influencias incas, una geografía árida y desafiante que robustece el carácter: son hijos del rigor, cuestión que los santiaguinos y sureños no perciben claramente , atribuyendo la identidad chilena al mestizaje con las razas habidas al sur del rio Mapocho, especialmente mapuche  y la idiosincrasia rural del agricultor de los valles centrales.

Estos matices, con la cultura del consumismo y “todo es desechable”, con la globalización cultural y la explosión de las comunicaciones, irán homogenizando estas diferencias para borrarlas en los próximos años. Pero aún es tiempo de saborear este hermoso pasado.

La gente de letras, los escritores locales y los colegas venidos del Chile central, en este encuentro salieron fortalecidos todos: así, finalmente, se promovió la literatura en todas sus formas como agentes de paz y fraternidad humana, tal cual como lo anunciaron en la  convocatoria.