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Ciencia

Publicado por Citerior Agosto 21, 2020

El cerebro y las alucinaciones

EL CIENTÍFICO OLIVER SACKS

                                                             Rogelio Rodríguez Muñoz

Hace cinco años  –el 30 de agosto de 2015–  falleció el neurólogo y escritor británico Oliver Sacks.

Notable divulgador científico, escribió una serie de libros muy interesantes y amenos sobre lo que se considera el mayor misterio de la ciencia: nuestro cerebro humano.  Sus investigaciones se centraron en aquellos trastornos cerebrales que afectan fundamentalmente al yo de los pacientes, por lo que el mismo Sacks propuso denominar a sus indagaciones  una “neurología de la identidad”.

Algunas de sus relevantes obras son: Un antropólogo en Marte, Despertares (se filmó una película basada en este libro), Con una sola pierna, Veo una voz, Alucinaciones, Viaje a Oaxaca y El hombre que confundió a su mujer con un sombrero.

Póstumamente se publicó su autobiografía En movimiento. Una vida, algo más de 400 páginas en las que este investigador  proporciona a sus lectores un retrato descarnado de sí mismo, una confesión íntima, franca y cautivadora. 

Su libro Alucinaciones (Anagrama, 2013) merece una destacada mención. Sacks reúne en sus páginas un conjunto de casos clínicos en que los pacientes sufren percepciones  –visuales, auditivas, táctiles u olfativas–  en ausencia de realidades externas;  es un registro de una amplia variedad de experiencias alucinatorias.

No es poco lo que se ha investigado en este campo.  En las últimas décadas, la tecnología médica ha logrado medir las actividades eléctricas y metabólicas mientras los pacientes alucinan. Ello junto a investigaciones con electrodos implantados en enfermos con trastornos cerebrales graves (como epilepsia severa), han permitido también definir qué partes del cerebro son responsables de los diferentes tipos de alucinación. 

Sacks señala en esta obra: “Podríamos preguntarnos hasta qué punto las experiencias alucinatorias han dado lugar a nuestro arte, nuestro folklore e incluso nuestra religión”.

Fiel a su vocación científica y a su vasto conocimiento del poder del cerebro para crear “realidades inexistentes”, este neurólogo inglés  exhibió siempre un sano y permanente escepticismo ante supuestas manifestaciones de fenómenos paranormales.

Por ejemplo, hacia quienes dicen haber vislumbrado el más allá y regresado de la muerte; hacia quienes afirman haber experimentado visiones místicas; hacia quienes indican sentir la presencia de fantasmas y hacia quienes pretenden tener comunicación con los espíritus. 

Él sabe mejor que nadie que ciertas afecciones del cerebro  –que lo convierten en una máquina de alucinaciones–  son la explicación más apropiada de estas “vivencias metafísicas”.  Ha comprobado por largos años que el cerebro humano es capaz de imaginar, ver e incluso tocar cosas aun cuando no existe nada “ahí afuera” que percibir. 

En un artículo periodístico, Sacks escribió en una ocasión a propósito de este tema: “Si bien es comprensible que uno pueda atribuirles valor, creencias básicas, o construir narrativas sobre éstas, las alucinaciones no pueden proporcionar evidencia de la existencia de seres o lugares metafísicos. Proporcionan evidencia únicamente del poder del cerebro para crearlas”.