Compartir

Actualidad

Publicado por Citerior Marzo 17, 2022

¿Educación presencial..o telemática?

EL NUEVO ORDEN DIDÁCTICO Y LA NUEVA ESCUELA DESPUÉS DE LA PANDEMIA

Prof. Carlos Urzúa Stricker

Los profesionales de la Educación sabemos que no se puede enseñar bien sin pedagogía, sin método y sin planificación. 

Que no se puede ayudar a la formación de un individuo sin que exista adecuado encuentro entre los estudiantes, los profesores y los ambientes de aprendizaje, entendiendo a estos últimos, como todo recurso de apoyo que enriquece y media la acción pedagógica.  

Sabemos, también, que la enseñanza verdadera es intencionada, tiene objetivos, sentido y método. El acto de enseñar es dirigido, se rige por principios, conceptos y teorías que se reúnen en una disciplina conocida como Pedagogía.

La Pedagogía es la ciencia de la educación y como tal estudia las teorías y conceptos de otras disciplinas auxiliares que permiten entender el acto educativo, dando origen a propias teorías pedagógicas y de aprendizaje. Muchas disciplinas aportan a los procesos de enseñanza, la psicología, la sociología, la lingüística, la filosofía, la ética y en los últimos 20 años, las tecnologías de información y comunicación y la neurociencia, no desconociendo la relación que existe también con la política y el derecho.

En la literatura pedagógica se pueden encontrar muchas definiciones y enfoques de currículo educativo y como define e inspira los llamados Proyectos Educativos de todas las Instituciones del Sistema Educacional en todos sus niveles. 

Todas ellas coinciden que la definición del currículo depende del enfoque pedagógico de que se trate, así como de las concepciones epistemológicas que inspiran el concepto de hombre a que aspira formar una determinada sociedad.

De allí la importancia que tienen las Cartas Fundamentales de los Estados, es decir sus Constituciones. 

Soslayando el tipo de ciudadano a que se aspira formar, diremos que suele encontrarse en la literatura especializada, que el currículo se asocia a unos cinco modelos principales de formación, que orientan las formas de construirlo e interpretarlo y que han ido evolucionando conforme a los aportes de distintas disciplinas asociadas a la Pedagogía.  

De esta forma, entonces tenemos el enfoque “práctico-artesanal, el enfoque normalizador-disciplinador; el academicista; el técnico-eficientista; y la concepción personalista”, entre otros.

También se encuentra en la literatura, la clasificación asociada al oficio de maestro  y que reúne los anteriores enfoques en: “un maestro ilustrado que domina los conocimientos, un técnico que ha adquirido sistemáticamente los procedimientos técnicos, un practicante artesano que ha adquirido en el terreno ciertos esquemas de acción contextualizados, un practicante reflexivo que se ha construido un saber de la experiencia sistemático y comunicable  y un actor social que está comprometido en proyectos colectivos y es consciente de la existencia de realidades ántroposociales que gobiernan las prácticas cotidianas, es decir, una persona que está en relación con los demás y en un proceso de constante desarrollo personal”. 

Esta última consideración coincide con uno de los postulados de la teoría critica que postula que el conocimiento debe ser la realidad y no la reproducción de conceptos.

El aprendizaje lo construye el estudiante en tanto el contenido es significativo para él y deja de ser objeto para sentirse sujeto de acción en una realidad con la que se identifica y es parte de su identidad. Por lo tanto, “el aprendizaje eficaz para el desarrollo depende de su experiencia, que se conforma según su individualidad, y de las características del contexto que le sirve de marco”.

Se trata de una simbiosis entre teoría y práctica. Este enfoque socio-antropológico crítico, guarda una estrecha relación con la teoría de la “Pedagogía crítica de la educación liberalizadora , donde esta lo será sólo y cuando los logros del desarrollo humano estén puestos al servicio de las personas y no como medio de sometimiento al imperativo de la moda y el consumo; debiendo existir un dialogo y reflexión de la propia realidad experiencial a lo largo del proceso educativo, constituyéndose en un proceso ético mediado por la conciencia y el lenguaje. 

La pedagogía crítica, reconceptualiza la Escuela de Frankfort, invitando al alumno a interrogar el contenido de las bases conceptuales y de las prácticas que tradicionalmente se imponen por la fuerza de la tradición en el ámbito de la racionalidad curricular conductista. 

Se trata, en consecuencia, de explorar nuevas ideas, nuevas prácticas, nuevas metodologías, un cambio en los ambientes de aprendizaje diversificándolos y poniéndolos a disposición de los estudiantes en consonancia con sus necesidades, con sus expectativas y con la realidad que vive, la que se considera como un bien social desde el punto de vista ético.  

Todo lo anterior sigue siendo válido para la reflexión y comprensión de la ciencia pedagógica, que inspira los enfoques de los propios profesores; pero la llegada primero de las Tecnologías de Información y Comunicación, que fueron poco a poco influyendo un cambio en la vida cotidiana de las personas y cambiando la forma como interactúan con los servicios y consumos básicos, en sus desempeños laborales, en sus relaciones sociales y familiares, y también como apoyo a los procesos de enseñanza aprendizaje; y en segundo lugar, hoy obligados como producto de la Pandemia del Covid-19, que terminó confinando a la población en sus viviendas y obligando a nuevas prácticas laborales (teletrabajo), masificando el acceso de bienes de consumo mediados por aplicaciones tecnológicas de la red de INTERNET; y masificando también el uso telemático mediante video conferencias para mantener funcionando el sistema educacional en todos sus niveles, ha dado origen a un nuevo orden didáctico y a una nueva escuela.

Por su parte, las autoridades educativas se vieron en la necesidad de planificar, organizar e implementar el uso de plataformas de video conferencias para el encuentro pedagógico, optándose por una educación telemática sincrónica y asincrónica. Un gran desafío para todo el sistema educacional, pues llevó al Ministerio de Educación y a las instituciones educacionales, a profesores y docentes, a los estudiantes y a la familia, implementar y hacer uso de tecnologías de información y comunicación, transitándose desde la educación presencial a una educación telemática, dando origen a un nuevo orden didáctico.

Con dificultades, limitaciones, fortalezas, debilidades y desigualdades de acceso a las tecnologías de comunicación, se logró continuar con el sistema educativo y de formación profesional.

Sin entrar en la evaluación de la calidad del sistema implementado, una de las tantas conclusiones, es que se demostró que es posible entregar educación masiva sistemática mediada telemáticamente, generándose como hemos señalado, un nuevo orden didáctico y una nueva escuela, un cambio en los paradigmas clásicos de encuentro pedagógico entre los actores de los procesos de enseñanza aprendizaje: profesores, estudiantes y ambientes de aprendizaje. 

La nueva realidad educacional, que se mantuvo por prácticamente dos años, obligó a que los profesores, de conferenciantes, mediadores, facilitadores, coadyuvantes, pasaron a ser activadores del aprendizaje de los estudiantes, combinando variadas metodologías de enseñanza clásicas, como tantos iguales enfoques pedagógicos: conductistas, constructivistas, sociocríticos, metacognitivos y modelos basados en competencias, habilidades, enseñanza para la comprensión y últimamente el aprendizaje activo.

Esto conlleva un cambio profundo en la presentación de los objetos de aprendizaje (contenidos) apropiados por los estudiantes mediante la reflexión socio crítica y metacognitiva, la contrastación de ideas, la resolución de problemas y la elaboración de proyectos, entre otras formas de aprendizaje, pero mediadas como se ha señalado por la video conferencia, sincrónica como asincrónica.  

Frente a la nueva realidad pedagógica, los profesores debieron preparar materiales para ser expuestos a los estudiantes a través de las pantallas de un computador, de una table o un celular; actividades para ser desarrolladas en pantallas telemáticas, muchas veces impersonales y transformándose ellos mismos en animadores grabando sus propias clases, con libretos propios y estimulando -activando- los aprendizajes de las y los estudiantes.

Hubo necesidad de aprender el uso de nuevas herramientas de apoyo de la suite de Google y otras plataformas: formularios para evaluaciones y encuestas, classroom, jamboard, teleconferencias a través de Meet o Zoom; aprender a grabar y “subir presentaciones” diapositivas, películas, música, programar sus actividades y clases en Calendar, etc

Todas estas herramientas también pasaron a ser de uso común para los estudiantes. Las clases fueron grabadas quedando a disposición de los estudiantes para resolver dudas, retroalimentar y estudiar, asincrónicamente y desde distintos lugares geográficos. 

Entonces, cabe preguntarse ¿todas estas habilidades, todo este esfuerzo y en algunos casos verdadero sacrificio, deben quedar fuera de uso con la vuelta a la presencialidad?

Nuestra respuesta categórica es: No.

Ha quedado demostrado. Entendiendo que hay mucho que mejorar, que es posible el tránsito de un sistema presencial a semipresencial y que algunas asignaturas podrían perfectamente continuar desarrollándose telemáticamente; que aquellas que requieren del uso de laboratorios y talleres pueden desarrollarse presencialmente; y que un buen diseño curricular puede combinar todas las formas de encuentro pedagógico y no sólo de forma presencial.

Consideramos que la presencialidad en este nuevo orden didáctico, debe privilegiar actividades destinadas al desarrollo de las relaciones interpersonales.

Trabajos grupales, de cooperación y en equipo, que involucren a los estudiantes en formas de organización, cooperación e inclusión por medio del desarrollo de contenidos significativos y que les hagan sentido a los estudiantes, y tomando en consideración para ello, núcleos del currículo como activadores de aprendizajes.

El nuevo orden didáctico debe profundizar en la autoconstrucción del aprendizaje, donde los estudiantes, por medio de una metodología metacognitiva, sean capaces de resolver problemas reconociendo el “andamiaje” o zonas cognitivas próximas que poseen, reconocer lo que no saben y saber cómo buscar el conocimiento que los lleve a resolver las tareas y evaluar finalmente el cumplimiento del objetivo o los objetivos de aprendizaje. 

Para todo ello, los profesores asumen la tarea de organizar la actividad, proponer los núcleos de activación, preparación e implementación de las actividades de los estudiantes.  Otras relaciones interpersonales a ser desarrolladas en conjunto con el currículo del nivel de enseñanza, deben implementarse por medio de talleres, de tantos saberes como sea posible organizar y que permeen a todas las asignaturas.

Por ejemplo, para lenguaje y comunicación, talleres de lectura comprensiva, de literatura, de poesía, de oratoria, de debate,  de creación literaria, de periodismo; para las ciencias sociales y la geografía, talleres de educación ciudadana, de política, de historia de Chile, de derechos humanos, de política internacional, de pueblos originarios; en cuanto a las ciencias, laboratorios experimentales para el desarrollo de la investigación y acercamiento al método científico y responsabilidad y sostenibilidad ambiental.

La flexibilidad de encuentro pedagógico que se propone, ayuda a los estudiantes a que sean capaces de descubrir sus propios talentos, y también sus aspiraciones futuras, sin dejar de lado ningún campo disciplinario y ningún saber, incluyendo y destacando las artes en todas sus expresiones, la música, la interpretación, el canto, la pintura, la escultura, la manualidad y las expresiones deportivas, entre otras.  

Otros contenidos podrán continuar desarrollándose mediante un encuentro telemático sincrónico y más adelante, cuando el sistema ya se encuentre con mejor desarrollo y dominio, asincrónicamente, dando paso a que algunas asignaturas pasen definitivamente y en forma voluntaria, a ser implementadas por medio de educación a distancia. 

 Se trata de aprovechar lo que se ha aprendido como producto de la pandemia y el confinamiento, para cambiar la práctica pedagógica tradicional, dando paso a una hibridación entre la clásica didáctica conductista y constructivista, con ambientes pedagógicos apoyados en tecnologías de comunicación e información, los que ya son de dominio del profesorado y de los estudiantes. 

El sistema educacional chileno, a nuestro juicio, tiene una gran oportunidad de modificar la práctica tradicional de enseñanza y de encuentro pedagógico, para lo cual se requiere del diseño de nuevas políticas educacionales y que ayudarán a masificar el acceso a una nueva escuela, vertebrada por la red de INTERNET.

A futuro no será necesario que los estudiantes asistan todos los días a clases presenciales y existirán repositorios de materiales didácticos preparados por los establecimientos educacionales a disposición de los estudiantes, cuyo acceso podrá ser sincrónico, asincrónico, a distancia y desde distintos lugares geográficos, Con formularios de autoevaluación para medir su avance curricular pudiendo ser considerados por los profesores como instrumentos de evaluación. 

A futuro en este nuevo orden didáctico y en la nueva escuela, estudiantes de regiones podrán ser formados en establecimientos, como por ejemplo de la Región Metropolitana.