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Editorial

Publicado por Citerior Mayo 10, 2024

¡Creemos en el periodismo!

La reciente celebración del Día Mundial de la Libertad de Prensa y de Expresión ( en Occidente, al menos) trajo al tapete un tema que se mantiene normalmente soterrado en el análisis de la crisis por la que atraviesan las sociedades modernas.

¿Qué rol se le puede atribuir al periodismo o a los Medios en la decadencia o desprestigio de las instituciones republicanas, democráticas o tradicionales que ostentan el poder en la actualidad?

Algunos gremios empresariales latinoamericanos de la Prensa – a propósito de esta efeméride,-  publicaron una tira publicitaria en la que nos recordaron su apostolado principal: ¡Creemos en el periodismo!

Ergo: creen en la transmisión de la verdad; en que las informaciones no pueden ser entregadas fuera de contexto; en la imparcialidad del enfoque periodístico; en la precisión de los datos que se entregan al lector; en la transparencia al enfrentar temas discutibles; en el respeto que se debe tener a las personas y las instituciones sujetas al escrutinio del periodismo; a recurrir siempre a las fuentes fidedignas para garantizar la ecuanimidad de la información entregada; en la verificación de la autenticidad de lo que se publica; en la concreción de los elementos noticiosos que se entregan; en la utilidad de la información publicada ( bien común); en la orientación sana que se deriva de la complejidad interpretativa de lo publicado; en la vocación de servicio público que el Medio debe mostrar ante sus audiencias; en fin, que la información publicada contribuya al loable proceso de formación de opinión pública.

Se desprende de este decálogo aspiracional de los gremios empresariales de la Prensa,- y así lo señalan en su inserción,- que el periodismo debe atrincherarse para denunciar y condenar,- en lo que se refiere a la entrega de material periodístico a las audiencias,-la falsedad, la descontextualización, el partidismo, los intereses, la imprecisión, la condescendencia, la intrusión, las fuentes dudosas, la desinformación, la parcialidad, la vaguedad, la ambigüedad, las mentiras, la manipulación.

Las asociaciones gremiales de periodistas agregarían a estos elementos analizados en la mencionada tira publicitaria,- si fuesen preguntados al respecto,- que la preocupante  concentración de Medios y la estricta observancia de los parámetros éticos en el ejercicio del periodismo ( Derechos Humanos) también deben considerarse como ejes principales de lo que se debiera entender hoy como la función de la Prensa, de los Medios y por consiguiente de quienes lo ejercitan: los periodistas.

Sin embargo, y no restándole méritos a lo anterior, lo relevante de la discusión actual es el “desborde” de los canales informativos creados por la emergencia de las denominadas “redes sociales”. Los Medios ya no son los únicos transportadores de noticias. Y los periodistas ya no tienen el monopolio de la “caza” de noticias. La tecnología de la inmediatez le jugó una mala pasada a la actividad de entregar noticias y hoy, los auditores, lectores y televidentes, se ven enfrentados al curioso oficio de ser testigos ( audiencia) y reporteros (Medios) a la vez. Un coletazo de lo que ya se entiende como la Industria de la Información ( antiguos Medios) y su degradante resultado: la omnipresencia del “show de las noticias”.

Y de aquello no se puede culpar ni a los Medios ni a los periodistas profesionales.

Da la impresión que tanto empresarios de la Prensa como periodistas tendrán que aprender a identificar dónde  está el punto de inflexión, para poder reconocer el conflicto y proclamar que, pese a todo, se debe creer en el periodismo.

Paulino Ramirez Quintana, periodista

Director del Portal Citerior