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Sociedad

Publicado por Citerior Noviembre 3, 2025

…cada 14 segundos muere un recién nacido

Sergio Puebla Molina

Pediatra Intensivista

Epidemiólogo Clínico

 

Hace apenas dos siglos aproximadamente, uno de cada dos niños moría antes de llegar al final de la pubertad.

La pobreza, el hambre y las enfermedades fueron un factor devastador especialmente para los niños. Desde entonces, la mortalidad infantil ha disminuido especialmente a partir de la mitad del siglo 20. En el año 2020, el promedio mundial había descendido al 4,3%. Sin embargo, las muertes de niños siguen siendo un drama inaceptable en el mundo.

EL Grupo Interinstitucional de las Naciones Unidas para la Estimación dan la Mortalidad infantil (UN IGME), el 2023 reportó que cada día mueren 6.300 recién nacidos, 13.400 niños menores de 5 años y 2.500 adolescentes, es decir cada 14 segundos muere un recién nacido, cada 6 segundos muere un niño o niña menor de 5 años y cada 35 segundos muere un o una adolescente.  Lo trágico y angustiante es que la mayoría de las causas de muertes podrían haber sido prevenidas. La mayoría de estas muertes son causadas por desnutrición, prematurez, sepsis, traumatismo y enfermedades infecciosas como neumonía, malaria y el SIDA.

Estas tasas de mortalidad ocultan desigualdades e inequidades inaceptables. Un niño nacido en África subsahariana tiene 18 veces más probabilidades de fallecer en promedio, que un niño nacido en Australia o Nueva Zelanda. El riesgo de muerte entre los niños menores de 5 años en el país con mayor mortalidad es 80 veces mayor que en el país con menor mortalidad. El África subsahariana representó el 57% de las muertes de menores de cinco años a nivel mundial, mientras que sus nacimientos solo representaron el 30% de los nacidos ocurridos en el mundo.

El sur de Asia representó el 26% de las muertes de menores de cinco años, pero solo el 27% de los nacidos vivos a nivel mundial. Estas muertes pudiesen haberse prevenido con un adecuado saneamiento básico y un adecuado acceso a las vacunas. Se estima que la falta de agua potable contribuyó en un 69% en las muertes por diarrea y en un 14% en las muertes por infecciones respiratorias. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que el acceso al agua potable, a un saneamiento básico y una higiene adecuada pueden salvar 1,4 millones de vidas al año.

En las últimas décadas hemos visto como los conflictos armados están alcanzando niveles devastadores en la población infantil.

Según reportes de la UNICEF, en 2024 más de 473 millones de niños viven actualmente en zonas de conflictos. En los países afectados por los conflictos, más de una tercera parte de esa población es pobre. Catherine Russell, directora ejecutiva de UNICEF, refiere que “un niño o una niña que crece en zona de conflicto tiene muchas más probabilidades de no estar escolarizado, de sufrir desnutrición o de verse obligado a abandonar su hogar”.

En Gaza, miles de niños han muerto por la guerra. La ONG “Save the Children “en su reporte de junio del 2025, refiere que más de 18.000 niños han muerto en Gaza y muchos más morirán por desnutrición e infecciones inmunoprevenibles por el impedimento al acceso a la ayuda humanitaria.

Actualmente, fanáticos en lo religioso y en lo ideológico, avalados por regímenes políticos autoritarios, cuestionan los avances de la ciencia poniendo en duda la efectividad de las vacunas, lo que está provocando muertes de niños en países desarrollados.  Hoy existen brotes de sarampión a pesar de existir vacunas efectivas desde 1960.

En Texas EEUU, se han reportado 700 casos en lo que va del año, más de 90 hospitalizados y tres fallecidos. Entre el 1 de febrero de 2024 y el 31 de enero de 2025 se registraron 32.265 casos de sarampión en Europa, afectando la gran mayoría a niños con al menos 18 muertes por esta causa en Rumania y 1 en Irlanda.

En 1974, la OMS creó el Programa Esencial de Inmunización con el objetivo de vacunar a todos los niños del mundo contra las principales enfermedades para los que existen vacunas. Una revisión realizada 50 años después de esa iniciativa, evidenció que se han evitado por las vacunas, 154 millones de muertes, de los cuales 146 millones son menores de 5 años y 101 millones menores de un año.

Sólo la vacuna del sarampión ha salvado 93,7 millones de vidas, lo que equivale al 60,8% del total de vidas salvadas por las vacunas. Desde el inicio del programa, la mortalidad infantil ha disminuido considerablemente, estimándose que las vacunas son responsables en forma directa de un 40% de su reducción, que varían entre un 21% en la región del Pacífico occidental y un 52 % en la región africana.

Nuestro país es serio en materia de salud, por lo que podemos exhibir cifras de mortalidad infantil, de saneamiento básico y cobertura de vacunación comparable a países desarrollados, lo cual debe hacernos sentir orgullosos.

Un estudio hecho en el año 2019 por la prestigiosa revista de Lancet, ubica a Chile en uno de los países de mayor acceso  y calidad de la atención en los sistemas sanitarios de todo el mundo, alcanzando una puntuación de 70,9 de 100 puntos, por encima de la mayoría de los países de la región.

Respecto a la esperanza de vida al nacer, para el año 2024, fue de 81,4 años, lo que representa un incremento de 4,3 años respecto a lo informado el año 2000. Entre los años 2000 y 2020, la mortalidad infantil disminuyó de un 8,9 a 5,6 por 1000 nacidos vivos, lo que representa una reducción de un 37,1% en 20 años.

Respecto a la cobertura de vacunación, Chile mantiene un plan de inmunización amplio capaz de lograr coberturas a una amplia gama de enfermedades inmune prevenibles.   En el año 2022, la cobertura de vacunación contra el sarampión fue de 94%, representando una disminución de 3 puntos porcentuales respecto a la cobertura del año 2000.

Chile fue el primer país latinoamericano en adquirir el anticuerpo monoclonal Nirsevimab para la prevención del virus respiratorio sinsicial, como parte de la campaña de invierno del año 2024, estrategia que logró que ningún niño falleciera por esta infección.

Las palabras de nuestra gran Gabriela Mistral deben seguir resonando en nuestra patria y en el mundo: “El futuro de los niños siempre es hoy. Mañana será tarde”.