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Filosofía

Publicado por Citerior Agosto 3, 2025

Lo moral y lo ético: algo de filosofía

Jorge Navarrete Bustamante

Doctor en Procesos sociales y políticos.

Académico de la Universidad de Talca.

Leyendo hace un tiempo a Adela Cortina -alumna de Jürgen Habermas- me pareció cercana su definición de filosofía.  Decía que es un saber audaz, y a la vez modesto.

Y es audaz porque intenta resolver las grandes preguntas que se formula la humanidad: la pregunta por la realidad, la pregunta por la verdad, la pregunta por lo justo, la pregunta por lo bello. Empero, al mismo tiempo es modesta porque nunca va a poder dar cuenta plenamente de la realidad, de lo verdadero, de lo justo, de lo bueno, y de lo bello. Sin embargo, siempre debemos seguir aspirando a ello.

Agregaba que es un saber necesario para nuestro tiempo, porque precisamente necesitamos como nunca un saber que intente reflexionar, pues nos reclama el computador, nos reclaman las aplicaciones, la vorágine citadina, la cotidianidad…En fin, la filosofía es necesaria para la reflexión profunda y en serenidad.

Así, complementa la académica valenciana que la filosofía es también un espacio para la crítica, para saber lo que tenemos, lo que deberíamos de tener; pues, es necesario tener argumentos y decisiones racionales para deliberar y además para bien hablar en la plaza pública, en nuestras polis.

Y es así de necesario, pues es muy fácil ser conformista y muy difícil ser disconforme con la realidad que uno tiene; pero claro, para protestar, para indignarse, para no estar de acuerdo: hace falta tener criterios para saber qué es lo que queremos proponer.

Elocuentemente, luego ella argumenta que la violencia no resuelve nada. Lo que resuelve las cosas es la argumentación serena. Empero, para argumentar hace falta dar argumentos… Pero también hay que estar dispuesto a escuchar los argumentos de los otros… Y que esa es la única forma de acabar con el dogmatismo, con el fanatismo, con los fundamentalismos, con la violencia, con los sicariatos electoreros, con la guerra, con los prejuicios y genocidios imperantes.

Advierte, asimismo, Adela Cortina, que la filosofía existe en muchos ámbitos. Uno de ellos es la filosofía moral, donde conviven dos conceptos que tienen la misma raíz, aun cuando hay gentes que creen que son radicalmente distintos: moral y ética.

Moral viene del latin moralis, y ésta de mor moris; y la palabra ética viene del griego (efhos); ambas significan carácter y costumbres. Y ambas, nos las vamos forjando a lo largo de nuestras vidas por repetición, un carácter; y tenemos que hacerlo todos necesariamente: y esta es la asignatura más importante que tenemos nosotros los seres humanos. Y como tenemos todos que hacerlo inexorablemente, debemos esmerarnos por tener el mejor de los caracteres… Los griegos decían -con muy buen acuerdo- que es de estúpidos generarse un mal carácter.

Por eso, la gran asignatura de la ética y la más importante que tenemos como ser humano, es: como nos forjamos un buen carácter.

A la gente le gusta hablar de los otros sobre qué es moral o inmoral…  Ortega y Gasset decía que es mejor afirmar de algunas personas, instituciones o el Estado, que están altos de moral (y de otros que están faltos de moral o desmoralizados, mas no decir inmorales); empero, lo esencial es que estén con ganas de abordar altos desafíos y los retos de la vida diaria. Ello, sobre todo en referencia -dice Adela Cortina- con dos polos fundamentales en mi juicio que son: el de la Justicia y el de Felicidad.

Ambas son esenciales para organizarse, pues una buena persona, una institución o el Estado que está alto de moral, trasunta que está intentando ser Justa o Justo y, además, tiene ciertas nociones de cómo se puede alcanzar la Felicidad.

Ergo: siempre las sociedades son morales -de un tipo o de otro- y priorizan unos valores axiológicos u otros. Empero, lo fundamental es que luego no haya una brecha o desfase entre los valores priorizados y los hechos que implementamos, o realizaciones que hemos llevado a efecto.

He aquí uno de nuestros “talones de Aquiles” o déficit como personas, sociedad o Estados en el mundo actual, en que el deseo o preferencia ( “lo que me conviene a mí o gusta”), para algunos es la medida del valor; y no el valor axiológico la medida del deseo. Esta brecha genera las peores circunstancias que habitualmente testimoniamos, sea en la micro individualidad, meso institucionalidad, o en la macro sociedad actual.

En este estado de la situación, debemos reflexionar con serenidad, porque hay algo que no funciona.

Y en ello el valor axiológico de la Justicia, que tiene una connotación universal, pues la aspiramos para toda la humanidad, nos debe inspirar a ser coherentes con ella; y si no es así, nos indica que DEBEMOS enmendar una injusticia, pues es un DEBER MORAL.

Tal invocación entraña que la práctica consecuente de los valores no es para mediocres, sino que para excelentes.

Por eso, la Justicia es exigente. Es algo que no permite “componendas”. Y por eso es, a mi juicio, la Virtud Suprema. Es la gran virtud del ciudadano del siglo XXI y de siempre.

En suma, podemos discernir individual y colectivamente, a la luz de la filosofía, los inmensos retos que tenemos hoy ante los que pretenden fulminar nuestra Humanidad.