¿ Arde Chile ?
Fue un verano de fuego en la zona centro-sur de Chile. Miles de hectáreas barridas por las llamas de incendios forestales que arrasaron con todo, sin ni siquiera respetar vidas humanas..
El fuego es uno de los elementos de la Naturaleza que simboliza desde tiempos arcanos al calor, la vida, el movimiento, el poder.
En la historia presocrática griega, de la mano de Heráclito de Efeso, se le confirió al fuego la llave para comprender el origen de las cosas, de la Naturaleza y del movimiento.
Pero en la óptica de nuestro mundo moderno hipertecnologizado y montado en los briosos corceles de la ciencia moderna, ya no es tan simple resignarse a la idea que el fuego irrumpe y responde a designios y leyes de la madre natura en su devenir infinito: ahora sabemos que el fuego surge espontáneo y prende en la presencia de altas temperaturas, vientos arremolinados y ciertas condiciones medioambientales.
También puede ser provocado por el hombre. No resulta fácil comprender la motivación de alguien que le prende fuego a la pradera,- al templo de Diana como diría algún historiador,- como un acto premeditado.
Aunque, sí. Puede haber intereses económicos de por medio; motivaciones psicópata-anarquistas descontroladas (..! hay que quemar todo..!) e incluso desvaríos alucinantes de grupos que anhelan una “purificación” de nuestra sociedad a través de este caos infernal.
En cualquier caso, la presencia del fuego en esa magnitud asoladora nos recuerda lo que ha significado su fuerza arrolladora a través de la existencia humana. Su carácter destructivo y transformador.
El fuego destruye, pero a la vez transforma. Esa dimensión de sentido se la confiere el hombre. Es como hacer el bien o el mal a través de una acción.
De las cenizas surge el ave Fenix.
En este caso, quizá habría que refugiarse en las enseñanzas éticas del viejo Kant y abrigar la esperanza en la impronta transformadora del fuego.
Que destruya el odio exacerbado que nada fecunda. Que vigorice el cuidado y respeto de los flujos que conforman la existencia de la madre naturaleza. Que contribuya a esclarecer el pacto vital que une a la persona humana con el medio ambiente que le rodea, en convivencia y armonía.