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Filosofía

Publicado por Citerior Junio 28, 2022

ANDRÉ GLUCKSMANN:  CONTRA LA BARBARIE

Rogelio Rodríguez Muñóz

Profesor y Filósofo

Empezó a destacar en los años ’70 integrando las filas del grupo de los llamados “nouveaux philosophes”, pensadores jóvenes desencantados con el marxismo que reflexionaron honda y descarnadamente sobre la política, el compromiso ideológico y sus consecuencias sociales, no vacilando en denunciar y criticar tanto los totalitarismos de derecha como los de izquierda.

De ese tiempo surgen dos interesantes libros de su pluma:   La cocinera y el devorador de hombres (1976) y Los maestros pensadores (1978).  Nuestro autor escarba en las raíces de los crímenes cometidos en nombre de las ideologías, en las ideas a cuya sombra se forjan barbaries como el gulag soviético. La metafísica de la dominación y la violencia ideológica se remonta hasta maestros pensadores de la talla de Hegel, Fichte, Marx, Nietzsche. 

Más tarde vinieron otras obras decidoras.  En 1982 se editó en nuestro idioma su Cinismo y Pasión, un examen del ejercicio de la filosofía en tiempos de crisis. En 1983, La fuerza del vértigo, una lúcida mirada a la tragedia de una paz mundial relativa asentada en la disuasión de las armas nucleares. En 1993, El undécimo mandamiento, un análisis del comportamiento moral ante el anunciado fin de la historia, donde el humanismo clásico da paso a una ética humanista moderna que no teme denunciar el mal, desde la oscura revelación: “Que nada de lo que es inhumano te sea extraño”. En 2002, Dostoievski en Manhattan, invitación a repensar la violencia nihilista y el derrumbe de los valores a la luz de las grandes obras literarias.

Voltaire ha sido una figura constantemente presente en el pensamiento de Glucksmann.  Y a él dedica su último libro: Voltaire contraataca (Galaxia Gutenberg, 2016).  Lo presenta como el más actual y revolucionario ejemplo del espíritu ilustrado europeo contra las amenazas, más presentes que nunca, de fanatismos destructores, totalitarismos recurrentes y la tentación de una languidez inerme y acomodaticia frente a ellos. La lección del pensamiento volteriano –afirma– es la defensa activa de la tolerancia ante la barbarie arrasadora.  Así, no vacila en manifestar: “Europa será volteriana o no será”. 

Cándido o el optimismo, de Voltaire, es para Glucksmann el manifiesto de nuestro tiempo. Nos invita a leer esta obra que describe el mundo tal como es y no como se dice que es.  En sus páginas están las lecciones que Occidente debe recordar. Cándido es una bomba para los fanáticos y los intolerantes, para los infames de nuestra época: “Desde la deflagración Cándido, los devotos, sea cual sea su iglesia, cruz o media luna, hoz y martillo, los bordadores del ideal no lo dudan: lo detestan”.

Glucksmann nos empuja con su ejemplo y sus libros  –y sobre todo con este último–  a tener la audacia de decir en público, cueste lo que cueste, lo que los ciudadanos consideramos verdadero y justo.  Hoy callar no es la opción.  “El crimen de la indiferencia  ­–nos refriega en la conciencia–  es la condición primera y necesaria para el trabajo de los asesinos”.