EL CUMPLEAÑOS DE UN HUMANISTA ILUSTRADO
Rogelio Rodríguez Muñoz
Editor Portal Citerior
El psicólogo y escritor Steven Pinker –director del Centro de Neurociencia Cognitiva McDonell-Pew en el Instituto de Tecnología de Massachusetts– nació un 18 de septiembre de 1954. Cumple por estos días, entonces, 67 años. Y, a modo de homenaje, queremos mostrar algunas interesantes ideas que este intelectual ha desarrollado en su libro LOS ÁNGELES QUE LLEVAMOS DENTRO (Paidós, 2012).
Como cualquiera de nosotros que se informe a través de los medios de comunicación, Pinker reconoce que por desgracia hay mucha violencia imperando en el mundo actual. Sin embargo, sostiene que la violencia ha venido descendiendo en el transcurso de la historia y que hoy nos encontramos viviendo en la época más pacífica de la existencia de nuestra especie.
Después de la Segunda Guerra Mundial hemos tenido escasas guerras puntuales, se ha levantado una conciencia planetaria en pos de la defensa de los llamados derechos humanos y ha crecido la aversión a la agresión a escalas pequeñas, incluyendo la violencia contra minorías étnicas, mujeres, niños, homosexuales y hasta aquella contra los animales.
Estos productos derivados del concepto de derechos humanos –derechos civiles, derechos de las mujeres, derechos de los niños, derechos de los homosexuales e, incluso, derechos de los animales– se reafirmaron en una sucesión de movimientos, desde finales de la década de los ’50 hasta la actualidad, en lo que se puede denominar “las revoluciones por los derechos”.
Ha habido, pues, un notable cambio histórico que hoy nos lleva a reaccionar con horror ante las costumbres violentas que se glorificaban y aceptaban en el pasado: la práctica establecida de la esclavitud en las antiguas civilizaciones, los sacrificios humanos ofrecidos como ofrenda a dioses sanguinarios, la tortura institucionalizada de la Edad Media, el uso de la fuerza por parte de gobiernos despóticos y tiranías, la opresión de las minorías sociales, etc.
Esta transformación, instalada en Occidente y en buena parte del resto del mundo, es para Steven Pinker cosecha de lo sembrado en la llamada Era de la Razón del siglo XVII y en el periodo de la Ilustración del siglo XVIII.
Ha habido un cambio de sensibilidad impulsado por ideas, por razonamientos explícitos de que la violencia institucionalizada debía minimizarse o suprimirse por el sufrimiento que acarreaba para el ser humano. Esta ideología nueva que sitúa la vida y la felicidad en lo alto de la lista de valores y que utiliza la razón y la evidencia para impulsar la creación de instituciones puede, a su juicio, identificarse con la noción de “humanismo”.
La revolución humanitaria de los siglos XVII y XVIII inició la abolición de muchas prácticas brutales que hasta entonces estaban permitidas. Surgió en los seres humanos el hábito de identificarse con el dolor y el placer de los demás. En estos cambios intelectuales, morales y emocionales, se pasó de valorar almas a valorar vidas.
Steven Pinker asevera que las ideas humanistas, racionalistas e ilustradas han sido un hito relevante en la disminución histórica de la violencia y, por tanto, uno de los logros que deben llenar de orgullo a la humanidad. Y han de motivar para seguir en la defensa de lo humano por sobre las amenazas de la superstición, la ignorancia y el fanatismo que –aunque en menor escala que en épocas pretéritas– todavía siguen imperando sobre la faz de la Tierra.