Fe versus Razón: el conflicto primordial
Renato Verdugo Latorre
En el Palacio Apostólico del Vaticano se encuentran las salas decoradas por Rafael Sanzio y por tanto llamadas “Estancias de Rafael.” La primera sala decorada es la “Stanza della Segnatura” (sala de firmas), y en ella se encuentra la primera pintura que Rafael completó: la “Disputa del Sacramento”.
El nombre, puesto por Vasari, induce a confusión.
En realidad no hay disputa alguna en la pintura, sino que se representa la Eucaristía, es decir, lo que se acepta en la tradición de la Iglesia católica apostólica y romana (en adelante Iglesia católica), como el proceso mediante el cual, por las palabras que el sacerdote pronuncia, se transustancian el pan y el vino en el cuerpo y sangre de Cristo.
Mientras en la parte inferior se agrupan diversos santos y doctores de la Iglesia católica, en la parte superior se representa a Cristo rodeado de María y San Juan Bautista.
Es un cuadro que pretende representar la verdad teológica cristiana y particularmente, la católica.
En la parte de abajo diversos teólogos y padres de la Iglesia católica como San Jerónimo, San Ignacio, o San Gregorio, discuten sobre la Eucaristía.
Pero esta parte inferior sólo tiene sentido en la medida que se proyecta hacia arriba, donde está el Hijo de Dios. Es la representación de la esencia de la fe cristiana, como una expresión de la fe religiosa.
En la misma sala, exactamente al frente de este fresco, conocido como “la teología,” Rafael pintó la más conocida “Escuela de Atenas,” también conocida como “la filosofía.”
En este cuadro se representan los principales filósofos, científicos y matemáticos de la época clásica , con Platón y Aristóteles en el centro. A diferencia de “la teología,” en “la filosofía” el foco está en lo que ocurre entre los personajes en la parte inferior del cuadro, mientras la parte superior es fundamentalmente un edificio magnífico para dar dignidad a la escena.
Literalmente, los conceptos Fe y Razón frente a frente, en una relación no siempre fácil en la historia. Ambas se han usado para argumentar una creencia religiosa tipo. Mientras que la segunda, se ha usado también para negar las bases de la primera.
Ambas cumplen una función epistémica, es decir, de aportar un conjunto de conocimientos sistematizados para interpretar el mundo. El cómo ambas se relacionan es materia de gran interés para teólogos y filósofos.
Algunos sostienen que no hay lugar para conflicto entre ambas; que la razón propiamente empleada y la fe comprendida adecuadamente no debieran entrar en contradicción.
Para Tomas de Aquino sólo existe una única verdad, que puede ser conocida desde la razón y desde la fe.
Otros sostienen que fe y razón pueden (o incluso deben), estar en genuina disputa sobre ciertas proposiciones o metodologías, pero no es claro cuál es la que debe prevalecer si entran en conflicto.
Kierkegaard dará prioridad a la fe a un punto en que se hace francamente irracional. Esta irracionalidad se pone de manifiesto cuando Abraham va a matar a su hijo Isaac: “Abraham despierta en mí admiración y espanto a la vez. Quien se niega a sí mismo y se sacrifica por su deber, abandona lo finito para asirse a lo infinito, y se siente seguro”.
Para Locke, esta irracionalidad de la fe subyace a la irracionalidad de la doctrina religiosa, que lleva a la religión a entrar en conflicto consigo misma y con los hechos objetivos, por lo que concluye que la religión no es más que una fantasía.
Para resolver esta interrelación de fe y razón se han planteado cuatro modelos clásicos:
- El modelo de conflicto.
Los objetivos y justificaciones de la fe y la razón son los mismos, por lo que la rivalidad es inevitable. Esta es la solución, por un lado, del religioso fundamentalista que todo lo explica por la fe y, por otro, del científico racionalista que todo lo explica con la razón.
- El modelo de la compartimentalización.
Los motivos, objetivos y justificaciones de la fe y la razón son diferentes. La razón se dirige a la verdad empírica, demostrable; la fe se refiere a la verdad divina. Así, no hay rivalidad.
En este modelo, se puede plantear que la fe está más allá de la razón y por tanto esta última sólo puede analizar lo que está en la base de la fe o la práctica religiosa.
Alternativamente se puede plantear, al modo Kierkegaard, que la fe es irracional por lo que no puede evaluarse con la razón.
Este es el planteamiento de los fedeístas, que están convencidos que la fe no está sujeta a ninguna elucidación racional o justificación, siendo este el único medio de llegar a Dios.
Es también la postura de la teología negativa, aquella que sostiene que el hombre sólo se puede aproximar a lo que Dios no es, mientras su verdadera esencia es inalcanzable para el hombre.
- El modelo de la compatibilidad “débil.”
El diálogo es posible entre razón y fe, aunque se mantienen en ámbitos diferentes. La fe explica el milagro; la razón, la evidencia natural.
- El modelo de la compatibilidad “fuerte.”
Fe y razón se entienden como pares complementarios. Esta es la base de la llamada “teología natural”, que pretende descubrir a Dios en la naturaleza y la razón, ya sea deductivamente desde las conocidas premisas teológicas, o inductivamente, de la experiencia diaria. Un ejemplo de los primeros sería la prueba cosmológica de la existencia de Dios.
El universo existe porque “alguien” lo creó y definió sus leyes. Un ejemplo de lo segundo es que si todo lo que existe es inteligible y obedece a ciertas leyes, es porque esta “lógica” fue creada por “alguien.”