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Actualidad

Publicado por Citerior Abril 24, 2020

Pos-Coronavirus: ¿volveremos a lo mismo, seremos los mismos?

                                                  Dr. Manuel Sedano Lorca

De veras poco se sabe del origen de esta palabra.

Procede del griego pandêmonnosêma que significa “enfermedad del pueblo entero”, palabra que dependiendo del momento histórico se ha construido de diversas maneras y se ha transformado en el tiempo. Hoy,  Pandemia: Epidemia, que se extendió a varios países en varios continentes.

La pandemia que hoy nos ha tocado vivir nos ha obligado a mirar hacia el pasado y, junto al sentir de hoy, vivir el dolor de aquellos que les correspondió vivir múltiples pandemias, que son hoy  recuerdos históricos.

Virus y bacterias, transmitidos de animales a animales, de animales a hombres, de hombres a hombres, haciendo estragos en la humanidad;  de muerte, de millones de hombres y las cifras no se restan en agregar millones mas, millones menos. 

Viruela, 300 millones; Peste negra,  entre los años 1347-1351, 200 millones; Sarampión, en el año 1520, tal vez mayor a 200 millones de muertes; Gripe Española, en 1918, 50-100 millones; Plaga de Justiniano ( 541-542), 30-50 millones (peste Bubónica por pulgas infectadas). VIH, dede 1981 hasta la fecha, 25-35 millones; la Tercera peste en 1855 con un costo de  12 millones; la peste Antonina, año 165-180,  5 millones, no definido hasta hoy si se trató de Viruela o Sarampión, por nombrar  las de mayor impacto en número de millones de muertos, etc.etc.

En todos los tiempos, el hombre intentó encontrar la causa de estos flagelos, a la vez que haciendo grandes intentos por forjar terapias mágicas, con mucho inútiles, sólo dotadas de esperanza,  para contener la ira divina y los castigos.

¿Qué contenidos habitan en nuestros cerebros reptilianos que se agitan ante la amenaza de la sobrevivencia, se activan y nos hacen unos desconocidos para nosotros mismos?

 Arcaica estructura desde donde se bombean sentimientos y energías que nos conducen, con mayor a menor dificultad, a lo social o a la familia, a nuestros domicilios, en búsqueda de la estabilidad, la calma, la protección,  fortaleza y así poder escapar del agresor viral u otros. 

Si bien la Humanidad ha vivenciado desastres biológicos que terminaron con la vida de millones de seres humanos,  nunca tuvo antes consigo la información, redes de información, redes sociales como hoy, para tener la descripción de hechos, disecados al detalle en el mismo instante en que están ocurriendo en cualquier lugar del planeta, exagerando en no pocas veces hasta satisfacer el morbo, el estímulo psicopatológico inconsciente del querer contar los cadáveres de otros y demostrarse a si mismo que la muerte pasa por los otros, visita la casa del vecino y no la nuestra.

Hoy, las redes sociales nos han convencido que la muerte ya no sólo pasa por la casa del vecino, sino que puede visitar la nuestra y la disección de la forma de morir de los casos que han fallecido, nos permite vernos en la soledad del aislamiento, de la asistencia de los enfermos y vivirnos en el imaginario de nuestra propia muerte, sin la mano soñada que te dé el mensaje, que no estás sólo, que eres en los otros , que te vas pero te quedas, que te quedas pero te vas y te haces en el sufrimiento de la consciente incertidumbre del mañana.

En todos los tiempos, el hombre frente a estas situaciones de epidemias o pandemias “ pestes” en el proceso de búsqueda de las causas, de los efectos observados, desde su accionar culposo, ha reaccionado desde lo emocional, atribuyendo su presencia a acciones divinas, de castigos, o de satán (“ el que se opone a la luz creadora”,) porque su razón  no lograba explicárselo, y con más, haciendo mayores esfuerzos, se explicó más terrenalmente  algunas como el  “Mal del aire” , el “ mala agua”, como durante la peste negra, culpando a judíos “ envenenando los pozos” .

Reacciones de pánico, miedo súbito, terror irracional, escapismo y reflejo de huida, fueron las respuesta primarias ante la agresión vital por algo tan desconocido e inmovilizador, pero, dentro de ellos, nunca faltaron los curiosos que permitieron el avance, que dentro del temor, observaron, y en otras algo intentaron, aportando lo suyo; a ambos les debemos la evolución y el progreso.

INVIERNO Y ENFERMEDADES RESPIRATORIAS

Enfrentamos el Coronavirus en una época de otoño-invierno. Las instrucciones para defendernos de él nos servirán para protegernos de los otros: la temporada para-influenza, Influenza, Sincicial, Neumococo. Debemos informarnos, aislarnos, proteger y protegernos como lo hemos aprendido recientemente y con ello protegernos de todas juntas.

 LA PANDEMIA, UNA AMENAZA PERMANENTE.

Desde el mundo de la Epidemiologia, apoyados en la historia y las características del mundo actual, en septiembre de 2019, se hizo previsible la advertencia de una amenaza, del riesgo de una pandemia fulminante y que podría significar la muerte de millones de personas e impactar y liquidar la economía mundial en alrededor de un 5%.

Se hizo previsible observando variables como la Globalización, las comunicaciones, redes sociales, nacionalismos emergentes,  los cambios climáticos, la pobreza, migraciones de personas, urbanización, comportamiento sexual, consumo de drogas, radicalismos de todo tipo, usos de fuentes energéticas, irreverencia ecológica, con destrucción de los ecosistemas y la polución, la sobreexplotación de la naturaleza, uso y abuso de medicaciones( en particular de antibióticos), prácticas agrícolas intensivas, deforestaciones no reguladas, interferencias en nichos ecológicos, deterioro ambiental, translocación de microorganismos patógenos, diseminación de seres vivos, comercio internacional, tráfico de animales, y con ello, transporte de gérmenes, mosquitos y vectores etc. etc. y que han sido y serán de riesgo permanente futuro. 

POST PANDEMIA

¿Post Pandemia? ¿volveremos a lo mismo, seremos los mismos? ¿Nos quedarán huellas en cada uno y la sociedad?,  ¿El olvido hará lo mismo que con otros eventos de Pandemias, Guerras mundiales, desastres naturales? ¿Como una necesidad de pasar al inconsciente, hacer el equilibrio y poder seguir hacia adelante? ¿Nos quedarán huellas como a los orientales que se saludan de lejos y solo inclinan su tronco en reverencia, reconociendo la magnificencia del otro, la vida y en lo religioso, la esencia divina portada por el otro?, ¿Se incorporará en nosotros como en ellos el no tocarse, no besarse, taparse la boca al toser, dejar los zapatos fuera del hogar, como recuerdo de tantas epidemias como pandemias por ellos vividas?

Para algunos , no pocos, se ha planteado que el mundo post COVID-19 será distinto, lo que se deduce obvio como cualquier relación de causa efecto y por su magnitud y contagiosidad; seguro se posará en las generaciones venideras como la vivencia cultural e histórica más significativa de los últimos tiempos y más si esta marcó su emoción con la pérdida de algún ser querido.

Si; creo que habrá cambios, como graves daños a la economía mundial y sus secundarios efectos sociales, en todos los aspectos del quehacer humano y en particular la temida pobreza, con su crudeza que se constituye en otra amenaza por la supervivencia.

Felizmente, aún con los efectos del estallido social, nuestra tribu tiene recursos para subrayar la solidaridad  y amortiguar sus efectos.  

Para algunos, y con razones imaginarias, tendremos que esperar el invierno generado por el  coronavirus. Pero  otros habrán rápidamente recurrido al olvido; otros querrán politizar el virus, y seguirán en la búsqueda de sus propios intereses.

Dentro de lo que nosotros hemos visto, probablemente el uso de tecnologías  de las comunicaciones online, de reuniones virtuales, para todo lo imaginable; familiarización de compras por Internet, y nuevas formas de interacción social; es probable se terminen y disminuyan significativamente las necesidades de transportes, y de cambios a nuevos tipos de energías renovables y con ello, repercutir en efectos climáticos.   

Luego de experimentar esta dura realidad mundial, jamás vista o experimentada por nuestra sociedad, generada por el Coronavirus y asistida por las Redes Sociales, el mundo del mañana no debería ser el mismo de siempre.

Deberemos incorporar la cultura de la solidaridad, de la responsabilidad, del compromiso, de la equidad, de la cooperación, del colectivismo, de la fraternidad, y eso es de nuestra responsabilidad, no de otros.

Nuestra gratitud a todos los funcionarios de la Salud del mundo, que nos han permitido tener a quien confiar nuestros seres queridos afectados; también para  todos aquellos hombres invisibles de la ciencia y de las tecnologías, que se han invertido en encontrar respuestas a sus y nuestras dudas y necesidades, para reencontrarnos con la salud,  y la tranquilidad de volver a vivir sin estas desastrosas amenazas y realidades.