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Ciencia

Publicado por Citerior Enero 20, 2019

“Epidemias y Pandemias de nuestro tiempo”.

Epidemias y Pandemias de este siglo

Ricardo Lillo Ganter. Médico Especialista en Medicina Nuclear.

Una epidemia, del griego epi, por sobre, y demos, pueblo, es una enfermedad que se propaga durante un cierto periodo de tiempo en una zona geográfica determinada y que afecta simultáneamente a muchas personas. Se trata de una noción utilizada por la salud pública para hacer referencia al hecho de que la enfermedad llega a una cantidad de gente superior a la esperada.

La disciplina científica que se encarga del análisis de las epidemias se conoce como epidemiología. Los epidemiólogos se dedican a estudiar la distribución, frecuencia y determinantes de los factores vinculados a las enfermedades en una comunidad humana. La epidemiología, por lo tanto, combina nociones de la Medicina con principios de las Ciencias Sociales para ayudar al control de las enfermedades y a predecir posibles brotes epidemiológicos.

Cuando la epidemia se expande por varios países, se transforma en una pandemia. El origen etimológico de esta palabra significa “enfermedad de todo el pueblo”. La pandemia suele producirse ante la aparición de un nuevo virus, para el cual no existe inmunidad efectiva en ese momento.

El ejemplo de la Gripe puede ilustrar los aspectos descritos. Se produce una pandemia de gripe cuando surge un nuevo virus gripal que se propaga por el mundo y la mayoría de las personas no tienen inmunidad contra él, algunos de los cuales han provenido de virus gripales que infectan a los animales.

La gripe común estacional, enfermedad autolimitada de baja mortalidad en sujetos jóvenes, generalmente afecta con mayor intensidad a grupos de edad vulnerables en los extremos de la vida o a pacientes aquejados de enfermedades crónicas y a aquellos que presentan inmunidad disminuida.

La gripe estacional alcanza el punto máximo de actividad en la temporada gripal acostumbrada en una zona particular; por ejemplo, en las zonas de clima templado suele suceder en los meses de invierno. Sin embargo, como se ha observado con la pandemia actual por virus H1N1, las pandemias pueden tener características epidemiológicas diferentes y puede haber grandes brotes en los meses de verano.

Por otro lado, más de 2000 años después de la primera referencia documental de la bacteria Vibrio Cholerae en un texto de Hipócrates, este patógeno continúa causando infecciones en todo el mundo. A pesar de que se puede prevenir y tratar fácilmente, el cólera mata anualmente a cerca de 100000 personas en comunidades que sufren también el azote de la pobreza y los conflictos armados y a pesar que se utilizaron en 2017 vacunas orales para proteger a 4,4 millones de personas en nueve países, como Bangladesh, Camerún, Haití, Malawi, Mozambique, Nigeria, Sierra Leona, Somalia y Sudán del Sur, la aparición de epidemias se mantiene explicada por las malas condiciones de vida, especialmente la pobreza, la problemática del acceso al agua potable, el saneamiento y la mejora de la higiene.

El caso de la Difteria no deja de ser sorprendente. Gracias al uso generalizado de la vacuna antidiftérica en los programas sistemáticos de inmunización, se ha conseguido eliminar esta enfermedad infecciosa de las vías respiratorias en la mayor parte del mundo. Sin embargo, la difteria está resurgiendo de forma alarmante en países que sufren deficiencias significativas en la prestación de atención sanitaria. Venezuela, Indonesia, Yemen y Bangladesh (Cox’s Bazar) notificaron brotes de difteria en 2017 y solicitaron a la OMS ayuda en las operaciones de respuesta, orientación técnica y medicamentos y vacunas contra la enfermedad.

Hace un siglo, la Fiebre Amarilla era una enfermedad aterradora que diezmaba las poblaciones y destruía las economías. Las campañas masivas de vacunación han reducido drásticamente el número de casos en todo el mundo, pero a principios de la década de 2000 se produjo un resurgimiento de esta enfermedad hemorrágica aguda de origen vírico en África y en las Américas, y el riesgo se considera muy alto en 40 países.

En 2016, los brotes de la enfermedad registrados en Angola y la República Democrática del Congo se lograron contener gracias a campañas masivas en que se vacunó a 30 millones de personas. En 2018, Nigeria y el Brasil enfrentan grandes brotes que amenazan las áreas urbanas.

Finalmente, me parece necesario destacar la presencia de una enfermedad que se inició en un proceso epidémico para transformarse en una pandemia, aunque lenta y atenuada por el desarrollo terapéutico, como es el VIH/SIDA.

El SIDA es consecuencia de la difusión del virus de inmunodeficiencia humana (VIH) alrededor del mundo. La presencia del virus está documentada en la mayor parte de los países del planeta, pero las tasas de prevalencia varían de país en país. Se desconoce cuál es el número total de personas afectadas por la pandemia, pues la mayor parte de los portadores del virus suele desconocer su situación hasta el momento en que presenta algunas enfermedades oportunistas.

Desde 1981, cuando fueron identificadas algunas manifestaciones del cuadro conocido actualmente como síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida), han muerto alrededor del mundo varios millones de personas. La mayor parte de las víctimas corresponde a África subsahariana, que concentra alrededor de dos tercios de los seropositivos al VIH en el planeta.

El constante crecimiento del número de infectados con el virus ha movilizado a gobiernos y sociedad civil en todos los países del mundo. A nivel internacional, el Programa Conjunto de las Naciones Unidas para el VIH-sida (Onusida) es una agencia que tiene como propósito coordinar las acciones globales destinadas al control de la pandemia. Además, en varios países existen entidades gubernamentales y civiles que cumplen las mismas funciones.

Los efectos y dimensiones de la pandemia de VIH-sida cambian de país en país. Los países con tasas más altas de prevalencia se encuentran en África subsahariana, mientras que algunos países de Europa y Oceanía han reportado un bajo número de casos detectados.

En las distintas tasas de prevalencia del VIH en la población de un país intervienen factores muy diversos. En la mayoría de las regiones del mundo, la pandemia está estabilizándose. El pico máximo de nuevas infecciones ocurrió en 1996, con 3.5 [3.2-3.8]1 millones de contagios alrededor del mundo.

La progresión de esta enfermedad ha tenido un especial perfil, considerando las características sociales y psicológicas que se generan en su entorno, produciéndose además un efecto atenuante de la preocupación de la población, ante la aparición de medicamentos que la han transformado en una enfermedad crónica, disminuyendo su mortalidad.

Este hecho contribuye a la disminución de conductas protectoras de la transmisión de la enfermedad, pudiendo pensarse que se encuentra en un proceso de transformación sanitaria.