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Filosofía

Publicado por Citerior Noviembre 27, 2018

DESCARTES: UN MÉTODO PARA PROBAR LA EXISTENCIA DE DIOS.

Por  Álvaro Salazar Sepúlveda. Ingeniero Ejecución Eléctrico.

Renné Descartes Brochard, conocido también con el nombre de Renatus Cartesius, nació en La Haye en Touraine, el 31 de marzo del año 1596, hijo de Joachim Descartes, quien fue jurista y noble de toga, como también consejero del Parlamento de Bretaña y su madre, Jeanne Brochard, que fallece apenas transcurrido un año y dos meses desde el nacimiento de Renné. Debido a ello, quedó junto a sus dos hermanos al cuidado de su padre, abuela y nodriza, los que le brindaron el apoyo y la formación en su niñez.

A los 8 años ingresa en el colegio jesuita Henri IV de la Flèche, en donde recibe las enseñanzas que se acostumbraba en la época; allí aprendió física, a través de los textos de Aristóteles, quien era el autor de referencia para estudiar biología y física. Estudió latín y griego, leyendo a Cicerón, Horacio y Virgilio, como también a Homero, Píndaro y Platón. También recibió clases de música, arquitectura y astronomía.

Desde temprana edad, mostró un notable interés por las matemáticas puras y aplicadas. Asimismo, parte de su enseñanza incluyó el estudio de la filosofía escolástica.

En el año 1614, teniendo 18 años de edad, Descartes ingresó a la Universidad de Poitiers a estudiar derecho y medicina; dos años más tarde, se gradúa de bachiller y licenciado en derecho. Posteriormente en forma voluntaria se alistó en el ejército, en donde estudió balística, acústica, ingeniería militar y navegación.

En Holanda, durante los años 1618 y 1619, trabajó junto al famoso matemático Isaac Beeckman, a quien le da a conocer los resultados de su estudio referido al descubrimiento de la Geometría Analítica.

Su esencia filosófica, cimentada en su educación, se manifiesta objetiva y acusadamente en toda su vida y a la que se dedicó a fortalecer en forma permanente. En sus estudios critica, por cierto, a la filosofía escolástica y concentra sus esfuerzos en la investigación de un nuevo concepto filosófico que revolucionaría el pensamiento humano, basado en el racionalismo. De estos estudios, escribe diversos libros entre los que destaco, “Reglas para la dirección del espíritu”, “El mundo o tratado de la luz”, “Meditaciones metafísicas”, “El Discurso del método” y “La búsqueda de la verdad mediante la razón natural”, entre otros.

Independiente de sus grandes descubrimientos en las matemáticas y en física, a Renné Descartes se le considera el padre de la filosofía moderna, principalmente por rechazar las verdades recibidas, especialmente la escolástica, movimiento teológico y filosófico que intentó utilizar la filosofía grecolatina clásica, para comprender la revelación religiosa del cristianismo.

Analizó críticamente las fuentes del conocimiento, en busca de algo de lo que no se pudiera dudar. La teoría del conocimiento pasó así a ser el tema central de la filosofía, desplazando así a la metafísica.

Descartes muere en Estocolmo a los 53 años de pulmonía.

Su majestad, la razón.

La razón en sí, se define como la facultad que tiene el ser humano de poder pensar, deducir y reflexionar; es la capacidad que posee el hombre, de poder entregar una explicación o conclusión, con la finalidad de acreditar o justificar un hecho o estudio específico.

Desde una mirada filosófica, la razón es el genio que posee el hombre en elaborar e identificar conceptos que lo llevan a poder resolver problemas en distintos grados de satisfacción, en donde la razón, contribuye a reconocer juicios, cuestionamientos y contradicciones, permitiendo con ello determinar la coherencia y conexión de estos. En síntesis, se trata de una facultad que el hombre tiene para alcanzar a comprender la realidad.

Es así como al hombre se le clasifica como animal pensante, dotado de logos, con dignidad y atributos de persona, con razón; capacitado para conocer.

Durante el siglo XVII, convergen las ideas renacentistas y humanistas que, junto a otros acontecimientos de gran importancia como el comportamiento de la economía, los cambios en la cultura y en el área social, surgió también el redescubrimiento de la filosofía clásica, el cambio de la visión teocentrista hacia el antrocentrísmo y cosmocentrísmo, que desemboca en el desarrollo de la Edad Moderna.

En lo referido al pensamiento filosófico, debemos aclarar además que, en la enseñanza escolástica que predominaba en esa época, comienza a manifestarse una crisis que llevó a la filosofía a concentrar su interés en el conocimiento, de donde tiene su origen el método inductivo cualitativo, de Francis Bacon y el método resolutivo-compositivo, formulado por Galileo y que posteriormente confluye en la gestación del Racionalismo y el Empirismo.

En la corriente racionalista podemos coincidir que es una corriente filosófica, un sistema de pensamiento en el que se resalta el papel de la razón en la adquisición del conocimiento. Si bien es cierto, atisbos de racionalismo se vislumbran en los inicios de la filosofía occidental, a través de los postulados de Parménides, quien, afirmaba la plena racionalidad del mundo, y partiendo de esa aseveración, que la razón y el Ser son el único camino del conocimiento del hombre.

Por otra parte, en Platón podemos distinguir cierto pensamiento racionalista, ya que creía que los sentidos no pueden procurarnos un verdadero saber, sino que una simple opinión, debido a que el mundo de la experiencia está en un cambio continuo.

Por tanto, el Racionalismo puede definirse como el fundamento de toda relación del hombre con el mundo, cualificada esta relación como una forma superior del pensar humano. El racionalismo busca la comprensión del hombre, del mundo y de Dios, bajo una nueva perspectiva, distinta a la dominante en aquella época. Esta nueva corriente filosófica llamada también Cartesiana, postulaba que la geometría representaba el ideal de todas las ciencias y de la filosofía, y que solo por medio de la razón se podían descubrir las certezas universales; en otras palabras, las verdades evidentes en sí mismas y que a partir de éstas, se podía deducir el resto de contenidos de la filosofía y de las ciencias.

El racionalismo sustenta que la fuente del conocimiento es la razón, y que la razón la tenemos antes de nuestro nacimiento; en otras palabras, el hombre posee la razón en forma innata. Esta corriente se caracteriza por lo real, por los conceptos o sistemas mentales y a la explicación de la ciencia, en términos lógicos.

En resumen, el racionalismo surge como antítesis al pensamiento que predominó durante la Edad Media, que basaba la búsqueda de las respuestas a través de la fe en Dios. Por su parte, el racionalismo plantea que la razón debe ser el pilar de la sociedad, entendiéndose que la sociedad progresará a raíz del entendimiento y la búsqueda de la misma, logrando separar la razón de la fe, imperante en esos tiempos.

El racionalismo clasifica al mundo como lógico, ordenado y racional, por ello plantea que sólo la razón lo puede descifrar y comprender. El racionalismo establece que el origen del conocimiento no debe basarse en la experiencia, porque la experiencia se fundamenta en los sentidos y los sentidos nos pueden engañar.

Se pueden definir 4 tipos de racionalismo.

 El Racionalismo Trascendente, el que se refiere a Platón, en donde sostenía que el mundo de la experiencia estaba constantemente en cambio y movimiento y que, por estas razones, no era posible confiar en ella. Los pensadores del racionalismo trascendente tomaron las ideas de Platón para llevar adelante esta variante dentro de la corriente filosófica del racionalismo.

Otra clasificación de la corriente racionalista la encontramos en el Racionalismo Teológico, en la que San Agustín considera que Dios era el espíritu (indiscutible) que guiaba a toda la humanidad.

Encontramos también el Racionalismo Lógico, en el que se sostiene que el pensamiento es la única fuente posible de conocimiento. Y por último encontramos el Racionalismo Inmanente, en donde se establece que algo que es inherente a algún ser o se encuentra unido a éste, es inseparable a su esencia.

EL METODO

Ante la situación del momento histórico vivido en el siglo XVII, de turbación y desconcierto referido al conocimiento, Descartes cree necesario revisar todo el saber adquirido, para eliminar lo que se ha admitido sin un examen suficiente y edificar el conocimiento desde cimientos más sólidos, sobre verdades indudables que deben ser determinadas por la razón.

Es así como, haciendo uso de su razón, se concentra en estudios que lo llevan a crear un método que busca, sobre todo, descubrir la verdad, teniendo como concepto de verdad, algo, una proposición que sea irrefutable y absolutamente evidente. Es así, como plantea la duda filosófica en un método, que paso a paso va desgranando hasta hallar aquello sobre lo que no sea posible dudar.

El propósito de su método, el cual toma como modelo el método matemático, es plantear la duda metódica, que se basa en pensar, presumir y desconfiar de todo lo que no sea absolutamente evidente, comenzando con sospechar de la verdad de todo cuanto se presente como información sobre el mundo, desechando las creencias infundadas y de esa manera alcanzar alguna idea clara y evidente por sí misma.

El método planteado por Descartes se constituye como un proceso para lograr el conocimiento y un perfecto planteamiento ulterior, para evitar errores y prejuicios. Descartes propone la duda para encontrar, al final del camino, algo que sea incuestionable, una verdad evidente por sí misma; sobre todo, una verdad sobre el mundo que posea la evidencia y la claridad de las verdades matemáticas.

La duda metódica que plantea Descartes se basa en la incertidumbre de creer en los fundamentos sensoriales, en donde los sentidos no siempre nos muestran la verdad (tamaño, distancia, cualidades). También fundamenta la duda ante la dificultad de comparar el sueño de la vigilia, donde muchas veces los sueños parecen ser intensamente similares a la vida real y dudamos de la existencia del mundo material y del propio cuerpo, al no poder distinguir si velamos o estamos dormidos.

Por otra parte la argumenta sobre la base de los errores de razonamiento, fundamentados en que la información sobre la que razonamos no es lo suficientemente explícita, lo que puede provocar interpretaciones que no se atienen a lo expresado literalmente. Finalmente, incluye en el planteamiento de la duda metódica, el genio maligno, donde Descartes presupone que tal vez, hemos sido creados por un Dios que nos obliga a engañarnos sistemáticamente, que ha dispuesto nuestra naturaleza de tal modo que creemos estar en la verdad cuando realmente estamos en el error. Sin embargo, este último planeamiento fue rechazado por Descartes al descubrir el Cógito.

El descubrimiento de Descartes remueve los cimientos filosóficos al formular como primera certeza el “cogito, ergo sum”; en otras palabras “pienso y luego existo”, con lo que establece que “si la duda es una forma de pensamiento, entonces no existe ninguna duda que estoy pensando, a pesar de que lo que esté pensando no sea real”, entonces no se puede dudar que “yo” esté pensando y por consecuencia “yo existo”; justificando la existencia de un “yo” pensante diferenciado del cuerpo. De este modo expresa la primera verdad absoluta.

A partir de esta premisa, se instaura la verdad como evidencia racional, que permitió descubrir el criterio de toda verdad; vale decir, se establece que solo se aceptará como verdadero lo que sea tan evidente, claro y distinto, indudable, como la primera verdad.

De lo dicho con antelación, podemos compenetrarnos en lo que Rene Descartes nos deja como enseñanza a través del “Discurso del Método”, el que se basa en un conjunto de reglas, de fácil aplicación, que permitan utilizar de buena forma el “buen sentido” o “razón”, haciendo que nuestro conocimiento sea exaltado mediante el descubrimiento de nuevas verdades.

Partiendo de la premisa que nuestra razón es capaz por sí misma de distinguir lo verdadero de lo falso, sin negar que existen factores externos, que influyen sobre ésta, como son los dogmas de fe, una educación errónea e imprecisa entre otras, que pueden llegar a desconcertar su juicio y errar, en considerar algo que es falso por verdadero; por ende, se requiere de ciertos criterios que permitan guiar en buena forma, las dos operaciones básicas que nuestra razón o entendimiento tiene, que son la intuición y la deducción.

Entendiendo por intuición, a una actividad puramente racional, en la que no se requiere utilizar ningún tipo de razonamiento, ya que la verdad de una proposición, se presenta tan evidente que no deja lugar a duda. Y por deducción, en donde se refiere, a toda inferencia o razonamiento demostrativo por la que se llega a concluir alguna verdad a partir de otras verdades ya conocidas.

El Método de Descartes se basa en la aplicación de 4 reglas, comenzando con “la evidencia”, que se refiere a no aceptar como verdad, ninguna afirmación que no pueda ser intuida con irrefutable evidencia, a excepción de las que nuestro pensamiento distingue fehacientemente que no se puede dudar en lo absoluto, vale decir; que no debemos juzgar, sobre la base de ideas preconcebidas.

La segunda regla es “el análisis”, en el que, ante una afirmación que se estime compleja, en la que no se tenga la certeza de su verdad, esta se debe descomponer en la cantidad de afirmaciones simples que sean necesarias, para examinar cada una por separado y así descubrir su evidencia.

La siguiente regla es“ la síntesis”; en este paso, se debe volver a unir a través de alguna cadena de deducciones, las afirmaciones simples establecidas en el “análisis”, con la finalidad de conocer la relación lógica que une estas afirmaciones simples a la compleja; en otras palabras, la síntesis consiste en comenzar por aprehender intuitivamente las más simples de las afirmaciones hasta llegar al conocimiento de todas las demás.

Finalmente, se debe aplicar la cuarta regla, que se denomina “regla de la enumeración o comprobación”, que como su nombre lo dice, en este paso, se debe comprobar en forma constante las etapas aplicadas tanto en el análisis como en la síntesis, con el propósito de tener la certeza de no haber cometido algún error en ellos.

Utilizando este método, Descartes instaura la teoría de la realidad, en donde define lo real en términos de sustancias y diferencia la sustancia infinita (Dios), que no necesita de otra cosa más que de sí misma para existir, de la sustancia finita, que no necesita nada más que de Dios para existir.

Al formular “Pienso luego existo”, demostró la primera verdad indudable, que lo llevó a estudiar y determinar las siguientes verdades, clasificando los pensamientos, en tres partes.

Las ideas o Pensamientos Adquiridos, que son los que provienen de las experiencias sensibles; vale decir, de nuestra experiencia, de nuestra percepción del mundo o de las enseñanzas recibidas; no obstante, estas ideas pueden ser erradas, ya que los sentidos nos pueden engañar.

Están los Pensamientos Artificiales, en donde ideamos cosas, entes irreales, que solo nuestras mentes desarrollan, (mitologicos, etc).Y nos entrega una tercera clasificación que denomina, Pensamientos Innatos, que nacen de nuestra facultad de pensar, son las ideas que nuestra mente capta y acepta sin poder modificar nada. Solo las ideas innatas poseen evidencia perfecta que nos conducen al verdadero conocimiento.

Sin embargo, el gran problema es cómo identificar la veracidad de estos pensamientos; en otras palabras, en comprobar las realidades externas al “Yo pensante”.